En el centro,
tras el cristal enmarcado
mis ojos dibujan
una singular silueta.
Adquiere volumen
ilumina el rostro
y los gestos, ya precisos
me convierten en observadora.
Sus manos,
elaborando lo perfecto
convirtiendo lo grande en pequeño.
Me deleito como mirando al sol
cuadro inmortal en mi pensamiento
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