El enigma de las "no palabras"

Bucólicas tardes
casi accidentadas
en las que el café es solo la excusa,
como tus manos
y tu voz.

Escuece la herida
de palabras vacías.
La almohada está fría.
Como un invierno perdida
entre escaparates y adivinanzas.

Callado

Tu pelo desaliñado
un silencio y un tinto
desafían sin cordura.
Al amanecer
hay mucho que perder.

Invoco a que te sumergas entre mis letras mi pelo
e insiste la afonía
y esa barba consorte de esos ojos
tan inciertos
como tú.

Mudo

Que nunca acabe

En la sala,
bajo este ventilador de techo
que cura el sudor y remueve el deseo.

Una copa con mucho hielo
Tú, Yo
y los altavoces escupiendo a Janis Joplin.

Palabras...
y más palabras
camuflan nuestras ganas.

Una mirada
un roce
¡todo explota!

Los besos retan al tiempo
La ropa está de más.
Nos desnudamos con la urgencia de nuestras pieles.

Mordiscos, lametones
El calor de nuestros cuerpos revela las ganas de follar.
-¡Hoy seré yo la que te folle!-

Me siento sobre ti
y ya estás dentro.
¡qué nunca acabe!

Trotando en tu cintura la cabeza vuela
y un cosquilleo estremece al cuerpo
¡quiero más!¡qué nunca acabe!

Los gritos ya no son mudos,
acompaña al orgasmo el cansancio
el sudor empapa los labios y volvemos a empezar.