Abro los ojos con la ternura de ver el
sol tras los cristales.
Me toco los brazos, las piernas, está
todo en su sitio.
Unos estiramientos y decido
despertarme. Esta vez por dentro.
Hoy, montones de ideas se quiebran como
ramas ya viejas, pesadas.
Un árbol inclinado , desequilibrado
por la carga.
Con la ligereza de una gaviota me poso
sobre ellas,esas quebradizas que se resisten.
No dispongo de tiempo para mantener
esas ramas ya inertes, acopiar más desgaste.
Hay dolor y al mismo tiempo urgencia por el desahogo.
Y todo el tiempo del mundo para dejar nacer.
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